UM VIZINHO DE A NOTÁRIA
LOS INICIOS DE UN EMPRESARIO
Nací el 26 de junio de 1923, en A Notaria, en el lugar de Casas Grandes, en la parroquia de Desteriz, ayuntamiento de Padrenda y partido judicial de Bande... Mis padres se llamabam José Piña Rodriguez y Lucinda Antón Meleiro.
Mi padre, se dedicaba a la labranza, tenía una tienda en A Notaria. Éramos nueve hermanos; en la actualidad vivimos seis, murieron dos de pequeños y uno en la mili... Yo soi el mayor...
Mi padre era hijo de un señor de O Regueiro. Mi abuelo, Manuel, tenía un barquito porque en aquel tiempo, en Frieira, se cobraba por pasar de una orilla a otra, y tenía tres días su barco, porque estaba compartido con otras familias, era de donde se juntaba algo para comer...
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Recién casados, el contrabando era una salida obligada para sobrivivir en aquellos tiempos de hambre, pero también de ilusión para parejas que comenzaban su andadura vital. “Recuerdo que vivíamos del contrabando recíen casados y en una casita de mis suegros, pequeñita pero mui bonita, porque era lo que había. Y llegar a las tres de la mañana, la mujer estaba en la cama, y sentarme al lado de la cama y coger un trozo de torta y tocino, y me sabia tan bien como las galletas, porque no había otra cosa.”
“... Era el año de 47 y ya saqué en aquel año unas cien mil pesetitas. Cobraban los arbitrios por la entrada de los productos en el ayuntamento. Había bastante gente que se dedicaba a esto. A Portugal había que pasarlo de contrabando, de noche, todo clandestino, y te daban una comisión y se las entregaban a los portugueses, ya para Fulano de tal...
En aquiel tiempo las autoridades sabían que en España no había nada. En Ponte Barxas había un puesto de la guardia civil con siete guardas y un cabo. Y cuando el guarda paraba a mucha gente, lo cambiaban, porque no había nada. Había que dar facilidades para comer. Todo venía de Portugal, las piezas de los coches, las ruedas,, una ballesta, el cobre y el gobernador lo sabía.”
“... Yo tenía muchos amigos portugueses, un tal Freitas, Alexandro, Álvaro, y ganábamos algún duro con el estarpelo.
Acababa de comenzar el año de 1958 y Antonio Piña acababa de comprar, por cuatro millones de pesetas, la empresa de Piñeiro, que andaba en pleito con la empresa Puente Barjas por la concesión de la linea Ponte Barxas-Ourense. Era necesario pagar dos millones de pesetas al contado y el resto poco a poco. “Pero yo tenía una cosa muy buena, tenía unos amigos en Portugal que eran muy buenos y le dije: “Alexandro, hace falta un millón de pesetas”, que equivalía a cuatrocientos mil escudos portugueses, en aquellos tiempos. Y dijo: “No te preocupes, que yo no los tengo pero te los voy a dejar”. Y fue a pedírselos a Teixeira. Le tuvo que firmar un recibo y pagar los intereses para darme a mí los cuatrocientos mil escudos... Teixeira era un señor que tenía un banco en Melgaço; no era un banco, era una casa de cambios. Entonces había estas casas de cambios, porque era cuando en España estábamos aislados por todas partes. Cualquier persona que quería mandar un duro para España tenía que mandarlo por mediación de Portugal”.
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Retirado de:
http://www.anpian.com/almacen/libro%2050%20aniverssario.pdf