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MELGAÇO, DO MONTE À RIBEIRA

História e narrativas duma terra raiana

MELGAÇO, DO MONTE À RIBEIRA

História e narrativas duma terra raiana

JUDEUS E MELGAÇO

melgaçodomonteàribeira, 20.04.19

38 c2 - porta carvalho.jpg

porta do carvalho

 

VIVIENDAS DE JUDÍOS Y CONVERSOS EN GALICIA Y EL NORTE DE PORTUGAL

 

EMILIO FONSECA MORETÓN

 

ARQUITECTO POR LA ESCUELA SUPERIOR DE ARQUITECTURA DE MADRID Y ARQUIRECTO DE LA DEPUTACIÓN DE OURENSE. AUTOR DE VARIOS TRABAJOS SOBRE LA CONSERVACIÓN DEL PATRIMONIO, Y DE INVESTIGACIÓN DOBRE LA CIUDAD DE OURENSE.

 

Melgaço es de antiguo punto estratégico importante de la frontera definida por el río Miño. Preside aún la villa el castillo medieval que mandó levantar D. Afonso Henriques en 1170, quién le dio fueros a la población en 1181. Reconstruido en 1197 el castillo conserva su torre del homenaje y la muralla que la rodea. D. Afonso III le concedió a Melgaço un foro especial que liberaba la villa de toda tutela religiosa y pasó a depender directamente de la Corona.

Estuvieron la fortaleza y el caserío que la rodea protegidos por una muralla de la que aún se conservan algunos lienzos y puertas. Sin duda Melgaço acogió en tiempos medievales alguna población judía asentada bajo la protección de su castillo. La existencia de una fortaleza importante en la frontera del Miño, con su guarnición militar y sus administradores y funcionarios debió ser el motivo por el que D. João II señaló a Melgaço como uno de los seis puntos para permitir la entrada de los judíos expulsados de España en 1492. Esto indica que en Galicia existía entonces una población judía de relativa importancia (25). Es muy interesante el dibujo realizado por Duarte de Armas en su  “Livro das Fortalezas”, ya antes citado, que muestra como era la villa a principio de siglo XVI. Son pocas las casas que se conservan en Melgaço de esa época, pero en la puerta medieval de la muralla, que en su lado derecho conserva una inscripción latina del año de 1263 que conmemora la construcción ordenada por D. Afonso III, hay un rebaje pulido en la arista de su jamba derecha.

 

(25) No conosco estudios que documenten como y por donde salieron por tierra los judíos de Galicia que no se bautizaron y si se llegó a producir su paso por Melgaço y en que número lo habrían echo. Es de suponer que sí ya que era un lugar muy lógico y apropiado para el paso de los judíos de Galicia que no fueron al exilio directamente desde los puertos gallegos por mar. Si bien es cierto que un gran número de judíos gallegos se bautizaron no lo hicieron en su totalidad. Cabe suponer que por Melgaço habrián salido, aunque fuese en número reducido, algunos de Ribadavia. Sería interesante indagar con este propósito en los archivos portugueses.

 

Retirado de: Anuario Brigantino 2004, nº 27

 

http://anuariobrigantino.betanzos.net

 

CRÓNICA ESQUECIDA D'EL REI D. JOÃO II

melgaçodomonteàribeira, 03.09.16

1 - 106 - cronica d joão II.jpg

 

 

(…)

Chegou a Lisboa uma delegação de judeus espanhóis, dirigidos pelo velho e respeitado D. Isaac Aboab, o último Gaon de Castela e que já fora mestre de Abravanel.

Vinha acompanhado de trinta rabinos dos mais ilustres de Castela, o bom velho, e solicitou ao Rei a sua clemência e a entrada dos judeus de Castela em Portugal. Os trinta rabinos ficaram alojados no Porto e o Monarca deu as garantias necessárias porque viu na situação um bom negócio. É assim em política. O Rei necessitava, para a expansão e as viagens marítimas, de dinheiro, artífices e gente que trabalhasse a parco soldo em troca da vida. O Porto, os trinta rabinos, pagariam à municipalidade cinquenta maravedis anuais e calcetariam à sua custa a Rua de S. Miguel, os outros cerca de sessenta mil cruzados de ouro e outros ainda oito cruzados de ouro (isentos os recém-nascidos). Entrariam os de Placença por Olivença, Arronches, Castelo-Rodrigo, Bragança, Melgaço… O Rei reuniu-se na sua mui amada Sintra com o Conselho onde alguns dos seus membros recusaram a entrada dos judeus e, como seria de esperar, as próprias comunidades portuguesas de judeus também se opuseram a que os irmãos de Castela entrassem a fronteira porque era impossível ao país aguentar tal intromissão sem problemas. Onde se acoitaria tanta gente? A imigração em massa traria grandes desgraças! Pois bem, respondeu o Rei: seria só por oito meses! Depois partiriam. Far-se-ia uma escolha e navios especialmente contratados seriam cheios dessa malvada gente e eles, os espúrios da terra, levados para os portos que escolhessem…

 

Crónica Esquecida d’El-Rei D. João II

Seomara da Veiga Ferreira

Editorial Presença

Lisboa, Maio, 1996 

P. 241